Indie Emergente

Pareciera que el ser humano no tiene la menor intención de llevarse bien con la naturaleza , y no sólo se trata de llevarse bien, sino de respetarla y aprender a convivir en armonía con ella. Las personas se creen seres únicos que deben satisfacer sus necesidades a costa de los demás, sin importar lo que destruya, contamine o asesine . El peor depredador de la naturaleza es el hombre , ni siquiera la famosa cadena alimenticia degrada tanto lo que vive en la tierra como lo hace la gente. A estas alturas, seguimos preguntándonos por qué los intereses personales  [económicos, financieros, estatus] son los únicos que mueven la maquinaria del mundo ; pareciera que sin ellos nada giraría, que caeríamos en una vorágine de pobreza. Sólo se trata del poder por el poder . Los ecosistemas se ven alterados por la contaminación de ríos y mares, por la deforestación y por la caza indiscriminada . ¿Quién decidió cuáles animales se pueden cazar? ¿Por qué se permite una temporad

Hay una clara tendencia en el mundo del entretenimiento para humanizar a los animales que las personas terminan imitándolos, como es el caso de El Gato con Botas de la película Shrek . Cuántos, hasta la fecha, siguen haciendo esa mirada de inocencia para lograr algo. Cada año, durante los estrenos fílmicos , nos llegan a la pantalla grande cintas donde los animales son los protagonistas . Éstos hablan y se desenvuelven como cualquier ser humano , y eso encanta a los espectadores, por eso se han convertido en un gran mercado que cubre a toda la familia. Los documentales de la naturaleza no son la excepción. Ahí tenemos La Marcha de los Pingüinos o los que produce el National Geography donde los suricatos tienen vida social propia , aunque ellos ni estén enterados. La humanización atrae, atrapa, porque se le llena de estereotipos sentimentales que hacen que el consumidor visual se vea reflejado de alguna manera o sienta ternura y empatía por los ani

¿Les gusta sabotear las fiestas? ¿Una de sus características es la apatía? ¿No les gusta convivir? y ¿Odian la Navidad? Si contestaron que sí, muy probablemente alguien, en alguna ocasión les haya puesto el sobrenombre de “El Grinch” , o igual y se lo aplicaron a un conocido. Claro que para ser un perfecto Grinch deben poseer un corazón  con unas cuantas tallas más pequeño de lo normal , ser verdes y peludos. El personaje creado por el Dr. Seuss , una criatura peluda y cascarrabias , que no soporta la alegría de los demás , vive en lo alto del monte Crumpit, arriba de Villa Quién, el pueblo que habitó antes de autoexiliarse y al que sólo regresa en la época navideña, pero no para celebrarla sino para robarla. Es el protagonista del cuento “Cómo el Grinch robó la Navidad” , una crítica que hace su creador a la sociedad que suele olvidar el verdadero sentido de esa especial fecha decembrina. Y no es que les vayamos a hablar de la Navidad, sólo tomamos

Estamos en el cine , la sala se oscurece, la película comienza a proyectarse y la acción se muestra ante nuestros ojos, el audio penetra los oídos cuando de repente se escucha que suena el celular de un asistente ante el fastidio de los demás. Acto seguido comienzan los “ssshhhhhh” para que lo apague. En espacios abiertos como parques y plazas es común que veamos a las palomas que se acercan a las personas porque saben que les van a lanzar trozos de pan . Los sonidos que emiten no sabemos si es entre ellas o nos dan las gracias por la comida, algo que seguro no es benéfico para los edificios históricos a la hora de expulsar su guano. Las sorpresas para la mayoría son agradables, para otros no tanto. A todos nos gusta ese elemento que nos tome desprevenidos, que nos arranque una sonrisa y que haga latir el corazón de manera acelerada. Al recibirla, el sello de garantía de que fue una sorpresa es la exclamación , esas palabras que salen de lo más profundo y