Rompiendo estereotipos


Los estereotipos de la belleza siempre han existido en la historia de la humanidad. La perfección física es algo que siempre se ha buscado, muchas veces se ha encontrado, muchas veces no.


Al mirar las esculturas griegas, podemos constatar el físico con el que contaban. Se podría decir que ese es el cuerpo perfecto… o por lo menos ellos así se esculpían. El chiste era llegar lo más cerca a lo que mostraban sus dioses del Olimpo.


Tanto hombres como mujeres tenían cuerpos envidiables para nuestra modernidad, parecía que no se preocupaban de dietas rigurosas y al parecer comían todo lo que les ponían en la mesa.


Y así viene la línea de tiempo. No existe una época de la historia donde la figura corporal no sea importante. Eso sí, las personas con sobrepeso nunca se ven ni en pinturas ni en ninguna otra expresión artística o histórica. Los únicos que siempre aparecen “gorditos” en diferentes culturas son los ángeles.



En la actualidad el estándar de la belleza se mide en centímetros, en tallas; entre más delgada es la gente, es fácil que sean aceptados en los círculos sociales. Los que tienen sobrepeso se vuelven en objetos de burla y son marginados de múltiples maneras por los demás.


Con la masificación de los personajes públicos, sobre todo de la farándula y ahora los deportistas, los ejemplos corporales son ellos, los nuevos dioses inalcanzables que sólo pueden ser admirados en las películas, series de televisión, eventos o juegos deportivos.


Pocas veces vemos que los protagonistas tengan una cintura de más de 70 centímetros o cachetones, esos papeles son para las figuras esbeltas. Las y los modelos con sobrepeso no tienen cabida en el mercado de la publicidad, a menos que sea para programas sociales de algún gobierno para evitar la obesidad en su sociedad.


La artista australiana Kristy Milliken trabajó por mucho tiempo como fotógrafa en la industria del entretenimiento para adultos, por lo cual se acostumbró a ver cuerpos moldeados con excelencia [ya sea por el ejercicio o por el bisturí], nunca tuvo en su cuadro la aparición de un mínimo porcentaje de grasa.



Estar dentro de este mundo donde se crean sueños eróticos, donde hombres y mujeres desean ser tomados por estas deidades, le dio un cimiento para darse cuenta de que el cuerpo humano va más allá de la perfección, sin importar el porcentaje de grasa que se tenga en cada músculo.


En el erotismo como en la pornografía prevalece un patrón de la belleza física: glúteos, senos, brazos y piernas firmes y vientres planos y marcados. Las personas con sobrepeso son introducidas con el único fin de producir morbo en su amplio mercado voyeurista, no como personas a admirar.


Milliken tenía claro esto, así que optó por darle un giro a su vida artística y dejó de lado la fotografía para plasmar su imaginación en un lienzo. Es así como surge la colección Life Slowed Down for the Observer en la que sólo hay mujeres, algunas desnudas, otras con poca ropa, y cada una muestra su cuerpo con sobrepeso sin recato.


La técnica que utiliza es la acuarela, con la cual plasma a sus mujeres bajo la perspectiva de que la grasa sólo tiene que ver de acuerdo en el contexto donde sea expuesto. Para Kristy es lo más natural del mundo y así demuestra que ya está harta de ver a mujeres flacas cuando abre cualquier revista o prende la televisión.



Si quieren conocer más del trabajo de Kristy Milliken, den click en su nombre.

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